Mejorar la comunicación es un objetivo que nos puede venir bien a todos, pues en ocasiones
es difícil hacerlo de forma efectiva y notamos que existen obstáculos que nos impiden
entendernos con los demás. Todos hemos tenido problemas de comunicación en algún
momento de nuestra vida, sobre todo con ciertas personas que tienen una forma de
comunicarse diferente a las nuestra. Por ello, es muy útil aprender la forma de comunicación
eficaz y así evitar posibles malentendidos y conflictos.
De forma general nos cuesta expresar lo que sentimos tanto lo positivo como lo negativo. Sin
embargo, las emociones son importantes en la comunicación. En primer lugar, observa cómo
te sientes, qué piensas y qué es lo que necesitas para poder comunicárselo a los demás.
También es necesario saber cómo se siente el otro, es decir, empatizar con él, para saber la
mejor forma de trasmitir un mensaje.
De esta forma es importante trabajar las propias creencias y prejucios sobre uno mismo y los
demás para evitar dar por supuesta información errónea. En primer lugar, trata de ver el
contexto de forma objetiva, desde todos los puntos de vista, para así llegar a una valoración
más razonable acerca del problema.
Recuerda que los malentendidos no son solo responsabilidad del que habla, sino también del
que escucha, por lo que el éxito se mide más en cómo te expresas tú y no tanto en lo que
recibe el otro, pues eso dependerá también de su valoración subjetiva.
A continuación te damos algunas pautas concretas sobre la comunicación eficaz.
Pautas para comunicarte de una forma eficaz
- Cuando te dirijas a la persona espera a que te pueda atender, elige un momento en
que ambos estéis con atención plena en la conversación. Una forma de mejorar la
atención es que tengáis contacto visual. - Usa un tono de voz firme y calmado. Sé breve y concreto. Sin dar rodeos ni
justificaciones innecesarias que enturbien el mensaje. - No des por hecho que los demás conocen como te sientes, o van a adivinar lo que
deseas. Lo más recomendable es siempre expresarlo de forma explícita, ya que los
demás no pueden saber lo que quieres, por muy obvio que parezca. - No generalices (ej: siempre haces lo mismo, nunca vas tú…), limítate a especificar la
conducta concreta que no te ha gustado (ej: cuando tú has dicho que me vaya yo…) - No etiquetes al otro (ej: eres tan desordenado…). Al poner una etiqueta al otro estás
dando a entender que no va a cambiar, que eso es ya un hecho, ya le has juzgado y por
tanto el otro no va hacer por cambiarlo si ya no se le van a dar oportunidades. - No responsabilices al otro de cómo te sientes tú. Cada uno es responsable de sus
propias valoraciones y por tanto de cómo se siente, el otro ha podido mejorar la forma
de comunicarse pero es mejor que nos centremos en nosotros mismos para que el
otro empatice (ej: cuando haces eso yo siento…) - Valora la atención que el otro te está prestando al escucharte, coméntale que te
sientes agradecido por tener la conversación y que lo que le estás comunicando es
importante para ti. - Si el otro no está de acuerdo con lo que le dices o no vas a conseguir el cambio que deseas, acéptalo. Al menos has hecho lo que estaba en tu mano para resolver el problema. Quizás en esta ocasión no lo conseguiste pero más adelante puede ser que sí. En cualquier caso, no caigas en atacar al otro, criticarle o reprocharle que tú sí lo hubieras hecho.
¿Cuándo pedir ayuda?
Es recomendable cuando uno a menudo siente ansiedad o miedo en situaciones sociales o de conflicto leve. Si te cuesta decir que no a los demás, entablar conversaciones, evitas dar tu opinión, te preocupas exageradamente por cómo decir las cosas, o das muchas vueltas a lo que dijiste por si no fuera adecuado… en estas ocasiones puede que el problema no sea de falta de habilidades de comunicación si no que se trate de un miedo al rechazo social o fobia social que hace que des importancia exagerada a la opinión que causas en los demás. También interfiere tener una autoestima baja que hace que me valore como inferior y poco válido como para decir lo que pienso.
También si percibo que a menudo tengo malentendidos con los demás que me llevan a conflictos que yo conscientemente no he querido provocar, quizás me expreso de forma brusca, sin empatizar. Es posible que tengas una comunicación demasiado agresiva o dominante. O también, si me noto irascible y eso me afecta a la hora de comunicarme puede que sea importante trabajar otros aspectos personales antes.
De cualquier forma, todos estos problemas de comunicación pueden resolverse con una terapia de calidad basada en técnicas científicamente comprobadas.
Te ayudaré a que estos y otros problemas no te afecten a tu calidad de vida.