El sexo es una actividad divertida de la que obtener mucho placer. El sexo es algo que hacemos para sentirnos bien, para conectar con alguien, para disfrutar con otra persona. Espera, ¿has dicho para sentirnos bien? ¿Para sentirte tú bien, respecto a qué? ¿para mejorar tu autoestima? ¿para sentirte un ser amado? Entonces, si se supone que es para pasarlo bien, ¿por qué tanta gente lo pasa mal teniendo sexo?
En muchas épocas de la Historia de la humanidad el sexo ha sido un pecado, algo tabú y cuyo único fin era la reproducción. Sentir placer del sexo o hacerlo por placer era lujuria. Hoy, el sexo nos lo venden como lo más maravilloso del mundo, si no lo disfrutas es que algo estás haciendo mal o hay algo malo en ti. Creo que por este y otros muchos motivos la gente lo pasa mal teniendo sexo. Irónico, ¿verdad? Pues es cierto. De hecho, es muy alta la probabilidad de que más de una vez te hayas acostado con alguien que no estaba disfrutando del todo, que no le apetecía o tiene sexo para obtener algo a cambio. Cuando hacemos esto último estamos instrumentalizando el sexo, es decir, es un medio para un fin. Y lo peor es que no sabemos qué es lo que queremos obtener y, si lo sabemos, no siempre lo conseguimos.
Voy a abrir en este artículo este gran melón: la instrumentalización del sexo, por qué el sexo se convierte, a veces, en un medio para un fin y qué puede pasar si lo hacemos o cuando lo hacemos. Os quiero invitar a reflexionar sobre el tema porque creo que, en mayor o menor medida, todo el mundo lo ha hecho alguna vez.
¿Por qué instrumentalizamos el sexo?
No se trata tanto de buscar un por qué, si no plantearnos los para qué. Cuando analizamos los paras, nos damos cuenta de que la mayoría están dirigidos a aliviar un malestar, cubrir otras necesidades o tapar heridas que escuecen demasiado al tocarlas.
- Para aumentar nuestro estatus.
A veces, instrumentalizar el sexo tiene que ver con una cuestión de imagen, de la imagen que creemos que damos a nuestros círculos más cercanos si nos acostamos con mucha gente. Lo cierto es que a las personas que les importas no te van a dejar de querer o apreciar por no tener sexo asiduamente.
- Para cubrir otras necesidades afectivas.
Para que nos quieran, para que no nos rechacen, para mantener una pareja, para sentirnos vistas. Puede ser cierto eso de que el sexo es una pata muy importante de las relaciones de pareja y que ha de funcionar como sea. Pero piensa que te puedes estar empeñando tanto en que funcione que te estás olvidando de disfrutar, con lo cual, está claro que el sexo no funciona (círculo vicioso). Por otro lado, están los llamados “casi algo”. Los “casi algo” también son relaciones y, en el empeño de que se conviertan en algo (sin el casi), ofrecemos sexo a cambio de una “relación estable”.
- Para reducir la ansiedad.
Luego están esas personas que para matar el aburrimiento, la soledad, la tristeza y la ansiedad que ese maremágnum de emociones les genera, cogen el móvil y entran en apps de ligar para buscar sexo con la primera persona que se sienta igual de aburrida, sola, triste o con ansiedad. Se acaba convirtiendo en una compulsión, su manera de regular sus emociones.
- Para tener pareja.
Como lo lees. Le hemos dado tanta importancia al sexo que hasta este extremo hemos llegado. Personas que entienden el sexo como la única manera de asegurarse de que alguien te quiere. La creencia de que, si alguien te desea, te está mostrando amor no tiene por qué ser cierta en todos los casos, muchos menos, en alguien que acabas de conocer. No es lo mismo desear que querer, por supuesto. El deseo es momentáneo, querer amar a alguien es algo que requiere de mucho más que sexo.
Conclusiones.
Muchas relaciones de pareja empiezan, han empezado y empezarán a raíz de una relación sexual. Se nota la química, surge el enamoramiento y os atrevéis a cuidaros, a comprometeros, a estar ahí, a contar con el otro, a renunciar a tu espacio, … pero te atreves. Te dejas llevar y la cosa acaba bien. Estupendo, no seré yo quien dicte como han de funcionar las cosas.
Ahora bien, que quede claro que no necesitas darle sexo a nadie a cambio de su atención, su aprecio, su interés, … a cambio de nada. El sexo no es una moneda de cambio y jamás debió serlo. Nuestro cuerpo es nuestro templo y es lo que más debemos cuidar. Si deseas que alguien lo toque que seas consciente, al menos, desde donde lo haces.
¿Buscas terapia psicológica?
Si no disfrutas con el sexo o crees que tienes una mala relación con él, lo mejor que puedes hacer es recurrir a una psicóloga especializada en sexología. Si quieres más información puedes escribirme aquí.
Los beneficios de la terapia sexual y de pareja para una relación más satisfactoria.
Referencias bibliográficas
Para escribir este artículo no me he basado en ningún libro o artículo científico. Solo quería compartir las reflexiones que saco de cuando trabajo en mi consulta e, inevitablemente, por lo que veo en mi entorno. No tengo datos para cerciorar toda esta información. La única intención de este texto es compartir y hacer una invitación a la reflexión, de que miremos para adentro y escuchemos lo que sentimos. He atendido a un sinfín de mujeres que normalizan el sexo en las relaciones y otro tanto de hombres que van con auténtico pavor a las relaciones sexuales, como si de un examen donde se juegan su masculinidad se tratara. Y son sus experiencias, tan desbordantes, las que me han inspirado para escribir este artículo.
Si te apetece, puedes leer mi libro “Crecimiento erótico: Guía práctica y rápida para conocerse, aceptarse y satisfacerse”; ahí te cuento más cositas sobre sexualidad.