Por si queda alguna duda, uno no va al psicólogo a descargarse y tampoco a sentirse mejor a corto plazo. Por lo menos no sólo a eso.
Hablar sobre lo que duele es imprescindible y alivia, pero eso debería poder hacerlo con las personas que amo. El malestar físico y emocional está ahí para decirme que algo va mal y disimularlo o aliviarlo momentáneamente sólo alarga el problema o lo deja para más tarde.
Al psicólogo se va a descubrir el beneficio que pretendo sacar de hacer, sentir y pensar cómo lo hago. Las situaciones que disparan mis demonios sean agresivos, depresivos, victimistas, etc. me muestran el papel que llevo representando toda la vida con la intención de sanar algo que quedó pendiente y que intento solucionar con los mismos recursos que no funcionaron en su momento.
La paradoja es que quedo indefenso a merced de la vida, esperando o exigiendo que quien no puede me dé lo que necesito. Pidiendo peras al olmo como suele decirse.
Las situaciones y el dolor son siempre maestros que me muestran el camino. Al psicólogo se va a descubrir dónde me perdí y cómo puedo encontrarme. La verdad es que no es un camino de rosas y tampoco es un calvario, es un trabajo que no puede hacerse con un amigo
Por si queda alguna duda, uno no va al psicólogo a descargarse y tampoco a sentirse mejor a corto plazo. Por lo menos no sólo a eso.
Hablar sobre lo que duele es imprescindible y alivia, pero eso debería poder hacerlo con las personas que amo. El malestar físico y emocional está ahí para decirme que algo va mal y disimularlo o aliviarlo momentáneamente sólo alarga el problema o lo deja para más tarde.
Al psicólogo se va a descubrir el beneficio que pretendo sacar de hacer, sentir y pensar cómo lo hago. Las situaciones que disparan mis demonios sean agresivos, depresivos, victimistas, etc. me muestran el papel que llevo representando toda la vida con la intención de sanar algo que quedó pendiente y que intento solucionar con los mismos recursos que no funcionaron en su momento.
La paradoja es que quedo indefenso a merced de la vida, esperando o exigiendo que quien no puede me dé lo que necesito. Pidiendo peras al olmo como suele decirse.
Las situaciones y el dolor son siempre maestros que me muestran el camino. Al psicólogo se va a descubrir dónde me perdí y cómo puedo encontrarme. La verdad es que no es un camino de rosas y tampoco es un calvario, es un trabajo que no puede hacerse con un amigo