Quizás hayas escuchado varias veces este término pero aún no sepas lo que significa. Podemos llamarlo de diferentes formas mindfulness, atención o conciencia plena, o consciente, o meditación…Todo ello viene a referirse a una práctica que implica prestar atención al momento presente, sin criticar o juzgar lo que vivimos.
Parece tarea fácil, pero en realidad nos cuesta aplicarlo. Normalmente estamos inmersos en una nube de pensamientos constantes que nos hacen pasar por alto lo que vivimos en el momento presente. Tenemos al menos 20.000 pensamientos diarios, unos implican órdenes (ej: coge las llaves), otros son reflexiones (ej: qué bien lo pasé ayer…), o dudas (¿y si no llega ya el tren y llego tarde a la cita?). De la mayoría no somos conscientes, pero algunos pocos llegan a ser muy perturbadores. Esos que nos hacen sentir malestar son lo que más nos alejan del momento vivido, son más fuertes y más repetitivos. Esto parece tener una función para nuestra supervivencia, pero lo cierto es que al no tener grandes peligros acechándonos la realidad es que simplemente habría que dejarlos pasar y seguir lo que uno hace.
Lo difícil es cómo no implicarme en estos pensamientos o sensaciones desagradables. El mindfulness o atención plena ofrece una herramienta para mejorar esta habilidad. La forma de atender a nuestro cuerpo y mente debe ser desde el papel de observador, desde fuera. Esto nos permite gestionar mejor pensamientos y emociones. Desde la distancia es más sencillo no dejarnos llevar por ellos.
El mindfulness se basa en una técnica de meditación oriental llamada Vipassana, que tiene dos principios fundamentales:
– ecuanimidad: se trata de dar una respuesta neutra a lo que experimentamos, no sentir rechazo por lo que nos desagrada ni deseo por lo que nos agrada. De esta forma, no me dejo arrastrar por los pensamientos y emociones que aparezcan en nuestra conciencia. Con esto se consigue un estado de calma y autocontrol.
– Transitoriedad: es la naturaleza cambiante de todas las cosas, incluido lo que sentimos y vivimos. Todo pasa. Por tanto, es más fácil aceptar que me puedo encontrar triste o ansioso pero será pasajero. No tengo que hacer un gran esfuerzo por eliminarlo.
¿Cómo practicar mindfulness o atención plena?
Se puede practicar simplemente observando lo que ocurre en nuestro cuerpo y lo que pasa por nuestra mente unos minutos al día. O también, lo más habitual es sentarnos a observar nuestra respiración simplemente, para fortalecer la capacidad de atención sostenida a un foco y tomar el control de la atención.
Mientras tratamos de llevar el foco a la respiración, aparecerán todo tipo de pensamientos y sensaciones que nos hacen quedarnos enganchados en ellos, como es habitual en la mente. Se trata de ver que esos contenidos mentales son solo algo que pasa por mi mente y mi cuerpo. Al dejarlos transitar y seguir su camino, vuelvo de nuevo a mi foco atencional principal, independientemente de cual sea el contenido del mensaje.
Se acepta cualquier cosa que pase por la mente y cualquier sensación desagradable, y se convive con ello sin jugarlo como bueno o malo. Eso me permite llevar mi foco consciente a lo que yo realmente quiero atender.
Por ejemplo, si estoy corriendo por el parque me gustaría atender a los árboles, el frescor en la cara, la sensación de fortaleza del cuerpo, la respiración… pero puede que aparezcan preocupaciones como “¿y si entregué mal el informe?” que pueden hacer que me meta en una espiral de consecuencias catastrofistas hasta acabar en un posible despido e imposibilidad de encontrar otro trabajo. Entonces me sentiré angustiado y habré perdido de vista todo lo que hacía agradable la actividad. Por ello, con la
práctica continuada de atención plena puedo reconducir esa situación de forma más sencilla.
Con el tiempo cada vez nos es más fácil identificar lo que pensamos y sentimos sin reaccionar impulsivamente a ello.
No somos lo que sentimos o pensamos en un momento dado, si no mucho más que eso.
Recuerda que esta técnica, así como otras en psicología clínica, por si misma no ofrece unos resultados inmediatos.
Además, si lo haces de forma guiada por un profesional o un audio te será más sencillo. Si crees que te puede ayudar esta técnica contáctame y te explicaré cómo puede hacerlo de forma personalizada.
Referencias:
Terapia cognitivo- conductual con mindfulness integrado. A. Cayoun. Sentarse juntos. Habilidades esenciales para una psicoterapia basada en el mindfulness.Pollak, Pedulla, D. Siegel.