La resistencia es, en esencia, una respuesta humana natural ante el cambio. Para muchos psicólogos que inician su práctica, enfrentar actitudes desafiantes en la terapia individual puede parecer intimidante. Sin embargo, autores de vanguardia como Safran y Muran, y enfoques integradores inspirados en Carl Rogers y Miller & Rollnick, nos invitan a ver la resistencia no como un obstáculo, sino como una parte fundamental del proceso terapéutico.
Entendiendo la Resistencia como Parte del Proceso
La resistencia se manifiesta de múltiples maneras: desde la evitación del tema hasta comportamientos disruptivos o incluso críticas abiertas hacia el terapeuta. En lugar de interpretar estos comportamientos como una falta de compromiso, es crucial comprenderlos como defensas naturales frente a la vulnerabilidad que implica el cambio.
Esta resistencia es una oportunidad para explorar aspectos profundos del conflicto interno y la relación terapéutica. En este sentido, cada manifestación de resistencia es una invitación a dialogar y a construir, en conjunto, una alianza terapéutica más sólida.
Estrategias para Redirigir la Sesión y Mantener la Postura Profesional
- Exploración del Aquí y Ahora:
Cuando el paciente adopta una postura desafiante, el terapeuta puede invitarlo a explorar lo que sucede en el momento presente. Una pregunta como “¿Qué sientes en este instante cuando hablamos de este tema?” permite al paciente conectar con sus emociones y abre la posibilidad de identificar la raíz de la resistencia. Esta técnica, fundamentada en la terapia integradora, favorece la toma de conciencia y refuerza el proceso de autoconocimiento. - Reafirmación de la Alianza Terapéutica:
Mantener una postura profesional no implica adoptar una actitud confrontativa, sino validar la experiencia del paciente. Utilizando técnicas de escucha activa y empatía, el terapeuta puede reformular la situación: “Veo que este tema genera una fuerte reacción en ti; exploremos juntos qué podría estar evocando estas emociones”. Esta estrategia no solo redirige la sesión de manera constructiva, sino que fortalece la confianza y la colaboración en el proceso terapéutico.
La Importancia de la Supervisión Clínica y el Mentoring
Para el terapeuta inexperto, el camino para dominar la gestión de la resistencia se enriquece significativamente a través de la supervisión clínica y el mentoring. La supervisión clínica permite recibir retroalimentación objetiva y analizar casos difíciles en un entorno seguro, lo cual es fundamental para el desarrollo de habilidades profesionales.
El mentoring, por su parte, ofrece el apoyo de profesionales con experiencia que pueden compartir estrategias y experiencias personales en el manejo de la resistencia. Este acompañamiento es especialmente valioso en la terapia individual, donde la complejidad de la interacción requiere un aprendizaje continuo y adaptativo.
Recuerda que todos en algún momento hemos experimentado la resistencia al cambio y nuestros pacientes por lo tanto no son la excepción de esta regla.