La inspiración para crear esta web nace precisamente de mi propia historia personal y de la necesidad de poner al servicio de quienes lo necesiten toda la experiencia vivida en primera persona.
Fui un niño muy deseado. Mis padres estuvieron buscando un hijo durante 10 años y finalmente llegué a este mundo con parámetros clínicos dentro de la normalidad. En un intento de que creciera aún mejor, mis padres contaron con los servicios de un pediatra que me recetó vitamina D, y con 6 meses de edad me diagnosticaron una hipercalcemia por intoxicación con esta vitamina, que calcifica órganos blandos, en mi caso, los riñones. A ojos de cualquiera, fue una negligencia médica. Mi familia y yo vivimos este evento como traumático, el suceso que cambió mi vida para siempre.
Transcurrieron años de revisiones médicas interminables con pruebas hospitalarias muy duras y un tratamiento conservador de dieta y medicación cuyo objetivo era que la enfermedad no avanzara. Pero con 8 años, comencé con una enfermedad que los profesionales no lograron diagnosticar, lo que terminó deteriorando mi función renal. Durante los aproximadamente 9 meses que duró esta enfermedad, ingresado en el Hospital de La Paz, estuve al borde de la muerte en varias ocasiones.
Durante mi estancia hospitalaria viví una experiencia cercana a la muerte (ECM), donde mi alma se desprendió de mi cuerpo físico. En aquel momento tomé conciencia de que era mucho más que este simple avatar llamado Julito. Visualicé el famoso pasillo y una luz indescriptible, y sentí que algunos familiares fallecidos esperaban al otro lado. Solo sentía una paz indescriptible. Podéis ver con más detalle todo mi relato en [esta entrevista](agregar link).
Finalmente, dieron con un medicamento que eliminó definitivamente aquel estafilococo que había invadido mi organismo, dejando como consecuencia una enfermedad renal crónica.
En octubre de 1986 inicié tratamiento sustitutivo renal con hemodiálisis, tres días por semana durante cuatro horas cada sesión. El tiempo transcurría lento, y aunque estaba acompañado por otros niños que se convertirían en amigos, deseaba con fuerza que todo terminara. El 20 de julio de 1986 fue un día muy especial porque “volví a la vida” y dejé de depender de la máquina para sobrevivir. Estuve 12 años trasplantado gracias a la generosidad de una familia que permitió la donación de un riñón, llevando una vida normal siempre bajo medicación inmunosupresora.
Crecí y me desarrollé, convirtiéndome en hombre, gracias en parte a la hormona de crecimiento que estuve inyectándome. A los 23 años, rechacé el injerto y volví a hemodiálisis, hasta que recibí un segundo trasplante desde agosto de 1999 hasta 2005, que nuevamente mi cuerpo rechazó. Opté entonces por diálisis peritoneal, durante aproximadamente 2 años y medio, hasta que mi hermana me donó un riñón en diciembre de 2007, con compatibilidad del 100%, una intervención exitosa que agradezco infinitamente, junto con todas las familias que hicieron posible que tenga una buena calidad de vida.
Aprovecho esta nueva oportunidad para seguir aprendiendo y evolucionando, observando con claridad que mi misión es ayudar a las personas que lo deseen, aumentando sus niveles de consciencia e integrando cada vez más Paz Interior en sus vidas.