Virginia Satir fue, entre otras cosas, psicoterapeuta y autora de varios libros. He elegido compartir esta que yo llamo «declaración de autoamor» porque contiene algunos mensajes que pueden despertar una sensación interna muy agradable de reconciliación con una misma, con uno mismo, así como fortaleza, seguridad, validación… Quizás podáis reconoceros en alguna (o todas) de las cosas que expresa, y si es así, vais a comprender por qué hablo de lo que despierta internamente. Algunas veces he utilizado este texto en alguna sesión. En algunas ocasiones, he propuesto que la persona escriba su propia declaración, modificando y afinando cada verso para adecuarlo a su experiencia. Casi siempre ha sido un ejercicio que ha activado algo grato: «vaya pues es que es verdad lo que dice«, «me siento como más grande, no sé, pero grande «bien», después de leerlo y redactar el mío«, «me emociona descubrir que me veo, me reconozco en estas palabras y que estoy diciendo algo bueno de mi«… son algunas de las frases que he rescatado de un taller en el que varias mujeres participaron de esta propuesta. Espero y deseo que vuestra experiencia al leerlo os conecte con aquello que está bien por ser quienes sois. Os invito a tomar tres respiraciones profundas antes de sumergiros entre las palabras, y a observar con curiosidad cómo os resuenan dentro. ¡Buen «viaje»!
Yo soy yo (y así está bien)
“Yo soy yo.
En todo el mundo no existe nadie exactamente igual a mí.
Hay personas que tienen aspectos míos, pero ninguna forma el mismo conjunto mío.
Por consiguiente, todo lo que sale de mí, es auténticamente mío porque yo sola lo elegí.
Todo lo mío me pertenece, mi cuerpo, todo lo que hace; mi mente con todos mis pensamientos e ideas; mis ojos, incluyendo todas las imágenes que perciben; mis sentimientos, cualesquiera que sean: ira, alegría, frustración y amor, decepción, emoción; mi boca y todas las palabras que de ella salen, refinadas, dulces o cortantes, correctas o incorrectas; mi voz fuerte o suave; y todas mis acciones, sean para otros o para mí.
Soy dueña de mis fantasías; mis sueños, mis esperanzas y mis temores.
Son míos mis triunfos, y mis éxitos, todos mis fracasos y errores.
Puesto que todo lo mío me pertenece, puedo llegar a conocerme íntimamente.
Al hacerlo puedo llegar a quererme y sentir amistad hacia todas mis partes.
Puedo hacer factible que todo lo que me concierne funcione para todos mis intereses.
Sé que tengo aspectos que me desconciertan y otros que desconozco.
Pero mientras yo me estime y me quiera, puedo buscar con valor y optimismo soluciones para las incógnitas e ir descubriéndome más y más.
Como quiera que parezca y suene, diga y haga lo que sea, piense y sienta en un momento dado, todo es parte de mi ser.
Esto es real y representa el lugar que ocupo en este momento del tiempo.
A la hora de un examen de conciencia, respecto de lo que he dicho y hecho, de lo que he pensado y sentido, algunas cosas resultarán equivocadas.
Pero puedo descartar lo inadecuado, conservar lo bueno e inventar algo nuevo que supla a lo descartado.
Puedo ver, oír, sentir, pensar y hacer. Tengo lo medios para sobrevivir, para acercarme a los demás, para ser productiva y para lograr darle sentido y orden al mundo de personas y cosas que me rodean.
Me pertenezco y así puedo estructurarme.
Yo soy yo y estoy bien”.
– Virginia Satir –