Hola,
mi nombre es Alicia Manzano y soy Terapeuta y Coach emocional, especializada en resolución de conflictos y Facilitadora de Comunicación No Violenta (CNV).
Como terapeuta cada vez que trabajo con adolescentes me doy cuenta de lo mucho que necesitan aprender a comunicarse de una manera que les permita conectar de verdad con sus compañeros, profesores y familias.
En esta etapa de la vida, tan llena de cambios, emociones intensas y búsqueda de identidad, la forma en que nos comunicamos puede marcar la diferencia entre el entendimiento y el conflicto, entre la confianza y el aislamiento. Y, sin embargo, casi nadie les enseña cómo hacerlo de forma consciente y empática.
¿Por qué necesitamos CNV en la adolescencia?
Si echo la vista atrás, recuerdo mis propios años de adolescente. Había días en los que sentía que nadie me entendía. Me sentía incomprendida, sola o frustrada. A veces, las discusiones con mis padres o amigos se convertían en auténticos muros de silencio, o en explosiones de reproches que solo alimentaban el conflicto.
En aquellos momentos, me habría encantado tener herramientas para entender qué me pasaba por dentro y cómo compartirlo con los demás sin herir ni herirme. Y eso es, precisamente, lo que la CNV nos enseña: a reconocer lo que sentimos, a identificar lo que necesitamos y a expresarlo de forma clara y honesta, sin atacar ni culpar.
¿Qué es la CNV?
La CNV, creada por Marshall Rosenberg, nos propone cuatro pasos sencillos que transforman la manera de comunicarnos:
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Observar sin juzgar: describir lo que vemos o escuchamos, sin añadir interpretaciones.
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Expresar lo que sentimos: ponerle nombre a nuestras emociones.
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Reconocer nuestras necesidades: identificar qué necesitamos en esa situación.
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Hacer una petición clara: pedir lo que queremos de manera específica y respetuosa.
En mi experiencia, cuando acompaño a adolescentes a practicar estos pasos, algo cambia en su forma de relacionarse. Dejan de ver al otro como un enemigo o alguien que no les entiende, y empiezan a construir puentes de empatía.
La CNV frente a los retos de la adolescencia
Hoy en día, los adolescentes viven inmersos en un mundo digital donde las redes sociales marcan el ritmo de las relaciones. Todo es inmediato, y muchas veces superficial. Se habla mucho de “likes”, pero poco de lo que realmente nos duele, nos da miedo o nos ilusiona.
Cuando un adolescente discute con su madre porque no le deja salir, suele decir cosas como:
— ¡Nunca me entiendes! ¡Siempre me controlas!
Pero rara vez dice:
— Me siento frustrado porque necesito sentir que confías en mí y que puedo tomar mis propias decisiones.
Y esa diferencia lo cambia todo. Cuando aprendemos a decir lo segundo, abrimos la puerta a la empatía y a la posibilidad de que la otra persona nos escuche de verdad.
Ejemplo de CNV en la adolescencia
Hace poco trabajé con un grupo de adolescentes que tenían conflictos constantes entre ellos. Uno de ellos, al expresar su malestar, dijo:
— Todos me odian, nunca me tienen en cuenta.
Ahí le ayudé a traducir eso en términos de CNV:
— Me siento triste y solo cuando no me invitan a los planes, porque necesito sentir que pertenezco al grupo. ¿Podrían incluirme la próxima vez?
Ese simple cambio de lenguaje transformó la respuesta del grupo, que en lugar de sentirse atacado, se abrió a la empatía y al diálogo.
Profesores y CNV: aliados imprescindibles
A menudo pienso en la importancia de que los profesores también aprendan CNV. Ellos son referentes para los adolescentes y, sin darse cuenta, muchas veces perpetúan un estilo de comunicación autoritario o lleno de juicios.
Un profesor que grita:
— ¡Siempre interrumpes la clase! ¡Nunca respetas a nadie!
está cerrando la puerta a la conexión.
En cambio, si ese mismo profesor dijera:
— Me siento frustrado cuando interrumpes, porque necesito mantener el orden en clase para que todos podamos aprender. ¿Podrías esperar tu turno para hablar?
la situación sería muy diferente.
El poder de la empatía
Cuando los adolescentes sienten que se les escucha y comprende, están mucho más dispuestos a colaborar y a buscar soluciones pacíficas. Y eso, para mí, es el verdadero regalo de la CNV: convertir los conflictos en oportunidades de crecimiento y conexión.
Porque detrás de cada grito, cada portazo o cada mirada desafiante, suele haber una emoción no expresada y una necesidad no satisfecha. Y cuando enseñamos a los adolescentes a identificar esas emociones y necesidades, les damos una herramienta para toda la vida.
Mi invitación
Si eres profesor, madre, padre o trabajas con adolescentes, te invito a reflexionar:
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¿Les enseñas a hablar de lo que sienten y necesitan?
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¿Les escuchas con curiosidad, sin juzgarles de entrada?
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¿Te comunicas con ellos desde la empatía y el respeto?
La CNV no es solo un método de comunicación; es una forma de construir relaciones más humanas y auténticas. Y los adolescentes, en este mundo lleno de pantallas y mensajes fugaces, lo necesitan más que nunca.
Yo misma trabajo con grupos de adolescentes y docentes para enseñarles a hablar y a escuchar de forma consciente y empática. Porque creo firmemente que un cambio en la forma de comunicarnos puede transformar las relaciones y, con ello, la vida entera.
Si te interesa saber más sobre cómo puedo ayudarte a implementar la CNV con adolescentes, no dudes en escribirme. Porque cuando aprendemos a expresarnos con respeto y empatía, aprendemos también a construir un mundo más humano y compasivo.
Puedes contactar conmigo directamente aquí.
Puedes leer más artículos de mi blog sobre Comunicación No violenta aquí.
Muchas gracias por leerme
Alicia Manzano
www.aliciamanzano.com