La rapidez de la sociedad actual, el quererlo todo para antes de ayer, la pornografía, las redes sociales y nuevas formas de entender la libertad sexual están distorsionando una sexualidad humana sana. Hemos pasado de pensar que la masturbación es dañina a que quien no lo hace es raro, de que las mujeres que les gusta el sexo son mal vistas a que a la que no le gusta es una estrecha, de que el sexo debe ser con amor sí o sí a que el sexo sin compromiso es lo mejor.
Como especialistas en sexualidad, vemos muchas dificultades con esta en nuestra consulta. Aunque cada caso es diferente y tiene su historia detrás, estas dificultades se ven reforzadas por creencias falsas sobre como debería funcionar nuestra sexualidad (nuestro deseo, nuestro placer, nuestra manera de disfrutar y compartir, etc.) que para nada ayudan. En este artículo señalaremos los mitos que más salen en nuestras consulta de psicología en Madrid e intentaremos desmontarlos un poco.
8 creencias erróneas sobre la sexualidad humana.
1. Si no quieres tener sexo, no eres una mujer de verdad.
Al contrario que antiguamente, cuando una mujer que le gustaba el sexo y disfrutaba era mal vista y se la tachaba de provocadora o desinhibida en exceso (por ser recatados), ahora las mujeres se preocupan porque el sexo les tiene que gustar. Mujeres que se sienten raras porque el sexo no es su prioridad y que no se sienten a la altura por no cumplir con las expectativas de su pareja o de su entorno. Prevalece la idea de que se es más femenina y, por tanto, más mujer, en tanto que muestre esa falsa libertad sexual que nos han vendido, que más adelante hablaremos de ella.
2. Si no hay penetración, no es sexo.
Hay una gran diversidad de maneras de vivir el placer sexual y la penetración es una más de tantas. La penetración no está en lo alto de una cúspide a alcanzar, la jerarquizamos y la vemos como una meta, pero, realmente, no tiene por qué ser así. Si nos paramos a pensar, lo único que tiene la penetración que no tiene el resto de prácticas es la posibilidad de reproducirse. Esto es algo que la mayoría de los mortales solo haces, si miramos toda la línea de vida, en raras ocasiones. Con lo cuál, ¿por qué nos parece lo más importante? ¿por qué pensamos que nos hemos dejado algo pendientes tras los besos, las caricias, la masturbación o los abrazos? El resto de prácticas eróticas también son disfrutables y no pasos que hay que dar para llegar a un objetivo.
3. Hay que satisfacer a la otra persona.
Tanto hombres como mujeres les vienen pensamientos de “si no le satisfago me va a dejar”. De nuevo, estamos poniendo por encima el sexo sobre otras cosas. A la hora de vincular con alguien, pensamos que “si el sexo no va bien, la relación no va a ir bien”. Lo cierto es que hay millones de variables que pueden influir en que el sexo sea satisfactorio, al igual que es muy habitual que las dinámicas de la relación (cómo nos hablamos, qué callamos, cuántos nos abrazamos o la complicidad que tenemos) influyan en el sexo (tanto en su frecuencia, como en el deseo o en el placer sexual).
4. Hay que actuar como se espera.
Y no como realmente soy, me sale o siento. Muchas personas sienten que, a la hora de tener relaciones sexuales, tienes que desempeñar un papel. No se pueden dejar llevar, porque, si lo hicieran, no estarían actuando como se espera y eso puede defraudar o tienen miedo a hacer el ridículo. Es importante que veamos que la pornografía tiene una gran influencia en esto. Hemos interiorizado que lo que pasa en las escenas de porno es la realidad, es que así como se ve el sexo y nos cuesta mucho poner los pies en la tierra y ver que lo que vemos es ficción y que está guionizado. Además, se accede a ello a edades más tempranas. Igual que no creemos que a los 11 años nos llegue la carta de Hogwarts no creas que lo que pasa en el porno es así tal cual.
¿Por qué deberías dejar de ver pornografía?
5. El placer del otro es mi responsabilidad.
Hay muchas cosas que pueden estar influyendo en nuestro placer. Es cierto que puede ser porque no estemos estimulando a la otra persona como le gustaría, pero para eso está la comunicación, ¿no? No obstante, la mayoría de la veces el placer tiene que ver con cada cual: cómo esté emocionalmente es ese momento, cómo vive su sexualidad, qué expectativas tiene, etc. Cuando esto es así, nos estamos cargando con una responsabilidad que no nos pertenece. Deber y placer son conceptos que no se llevan bien. De todas maneras, tenemos la sensación de que algunas personas, además, a veces, para más inri, también estamos pendientes de cuidar el ego del otro. ¿Con todo esto en la cabeza se puede llegar a sentir algo a nivel corporal?
6. Mi cuerpo no es bonito.
La relación con tu cuerpo también puede determinar tu satisfacción en el sexo. Es importante tener una mirada positiva hacia nuestro cuerpo, cuidarlo y aceptarlo. Sentir que tu cuerpo no es válido para la relaciones sexuales o sentir vergüenza de él te bloqueará. Tu apariencia no debería definir tu valor. Cuidar tu autoestima corporal será un trabajo muy importante a la hora de disfrutar de la sexualidad y, también, tu autoestima general. Desnudarse no es solo un acto físico. El sexo también implica desnudarse emocionalmente, aunque intentemos obviar esta parte.
Tipos de autoestima con ejemplos.
7. El hombre siempre tiene que querer.
Y, sobre todo, rendir en el sexo. La masculinidad se ve dañada cuando el deseo, la excitación o el orgasmo no funcionan como nos han dicho que debería funcionar. El deseo del hombre también es fluctuante y no debemos ver que a un hombre no le apetezca como algo raro o extraño. Esto hace que muchos hombres vivan el sexo bajo presión, presión de desempeñar y presión de “ser bueno” en el sexo. Tu valor como persona no está ligado a cómo sea tu erección o lo que dures hasta el orgasmo. Si tu atención está puesta en lo que vas a rendir va a ser muy difícil que disfrutes. El placer pasa a un segundo plano.
8. El consentimiento es implícito si hay una relación.
Totalmente falso. Este es un tema muy controvertido pero no podemos obviar el dato de que el 80% de las agresiones sexuales las ejecutan personas conocidas. Creemos que decimos una obviedad, pero lo señalamos por si acaso: en una relación sexual siempre tiene que haber consentimiento. Por supuesto, no solo con el consentimiento es suficiente, ese dar permiso. Para que el sexo sea disfrutado y sano física y emocionalmente, no solo tiene que ser consentido, tiene que ser deseado por ambas partes. Las creencias que hemos mencionado, coartan nuestra libertad sexual, la libertad de desear, la libertad de no desear o la libertad de sentir y compartir.
10 mitos sobre el deseo sexual.
Vamos concluyendo…
Libertad sexual no es que el sexo te guste y que tengas que decirlo a los cuatro vientos, o que cuanto más lo hagas mejor, o cuanto más experimentes tu sexualidad más libertad tienes. La libertad sexual es, ni más ni menos, vivir tu sexualidad tal cual tú desees. De nada sirve tener libertad sexual si también la estás viviendo de manera coartada, pero desde el otro extremo: hay que tener sexo. No es libertad vivir algo como se espera de ti, es que lo vivas como tú quieres.
Todas estas creencias erróneas sobre la sexualidad las llevan muchas personas a sus espaldas y limitan su disfrute. Impiden que se permitan dejarse llevar, que tengan dificultades sexuales (ej.: dispareunia, disfunción eréctil, deseo inhibido, etc.) y que algo que se supone que debe ser divertido y gozoso se convierta en algo que conlleva un esfuerzo. Poniendo por delante el rendimiento y los resultados en el sexo, dejamos el placer de lado. Esperamos que este artículo ayude a identificar creencias erróneas sobre la sexualidad y que, en general, ayude a reflexionar sobre cómo vivimos nuestra sexualidad y qué cosas deberían cambiar. La Educación Sexual en nuestra sociedad tiene mucho trabajo por delante.
¿Quieres comenzar terapia sexual?
¿Te has sentido identificado con alguna de estas creencias? Como hemos dicho, las ideas erróneas sobre la sexualidad afectan a nuestras relaciones y a nuestro bienestar emocional. En Vervana, nuestra clínica de psicología en Madrid, te acompañamos a explorar tu sexualidad desde el respeto, libres de juicios y centrándonos en tu proceso. Si sientes que algo no fluye como te gustaría o simplemente quieres entenderte mejor, podemos ayudarte a recuperar tu derecho a vivir la sexualidad con autenticidad y libertad. Reserva tu primera sesión o si quieres más información puedes contactarnos aquí.
Si quieres aprender más sobre sexualidad te recomendamos el libro de nuestra compañera Brenda Ruano: Crecimiento erótico: Guía rápida y práctica para conocerse, aceptarse y satisfacerse.
Referencias bibliográficas
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