Hola,
mi nombre es Alicia Manzano y soy Terapeuta y Coach Emocional, experta en resolución de conflictos y facilitadora de Comunicación No Violenta.
Hoy quiero hablaros en este artículo del segundo paso de la CNV, Identificar nuestros SENTIMIENTOS.
Una de las dificultades más comunes en nuestra comunicación cotidiana es la confusión entre lo que realmente sentimos y lo que pensamos sobre una situación. Marshall Rosenberg, en su libro Comunicación No Violenta: Un lenguaje de vida , nos enseña que esta distinción es fundamental para expresarnos con autenticidad y evitar malentendidos que pueden generar conflictos innecesarios.
Cuando logramos diferenciar entre sentimientos y pensamientos, dejamos de culpar a los demás por nuestras emociones y empezamos a asumir la responsabilidad de nuestras propias experiencias. Esto nos permite comunicarnos con mayor claridad y facilitar que quienes nos rodean nos escuchen sin ponerse a la defensiva.
¿Qué es un sentimiento?.-
Según Rosenberg, un sentimiento es la experiencia emocional que surge en nuestro interior cuando una necesidad está satisfecha o insatisfecha. Por ejemplo:
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Cuando una necesidad está satisfecha , podemos sentirnos alegres, aliviados, tranquilos, seguros o agradecidos.
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Cuando una necesidad no está satisfecha , podemos sentirnos frustrados, tristes, enojados, inseguros o ansiosos.
Los sentimientos nos informan sobre nuestro estado interno, pero no dependen directamente de lo que hacen los demás. Son una señal que nos ayuda a identificar qué es lo que realmente necesitamos.
¿Qué NO es un sentimiento?.-
En Comunicación No Violenta (CNV), Rosenberg nos advierte que muchas veces creemos estar expresando sentimientos cuando en realidad estamos compartiendo un pensamiento disfrazado de emoción .
Por ejemplo:
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«Me siento ignorad@.» → Esto no es un sentimiento, sino una interpretación sobre lo que hace otra persona.
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«Me siento triste porque no has respondido mis mensajes y necesito sentirme tomad@ en cuenta.»
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«Me siento traicionad@.» → Aquí no hay un sentimiento, sino una acusación implícita.
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«Me siento dolid@ y desconcertad@ porque valoro la confianza y en este momento no la percibo en nuestra relación.»
Cuando usamos palabras como “abandonad@”, “rechazad@”, “insultad@” o “atacad@”, en realidad estamos describiendo lo que creemos que el otro nos ha hecho en lugar de hablar de nuestra experiencia emocional.
Rosenberg enfatiza:
«Si una persona dice ‘me siento incomprendid@’, lo que realmente quiere decir es ‘mi necesidad de ser entendid@ no está satisfecha’. Pero en lugar de expresar la necesidad, convierte su pensamiento en un supuesto sentimiento.»
Esta confusión es la causa de muchas discusiones, porque al usar interpretaciones en lugar de emociones reales, los demás pueden sentirse culpables o atacad@s en lugar de empatizar con nuestro sentimiento.
Ejercicio: Separando pensamientos de sentimientos.-
Para practicar esta habilidad, te propongo un ejercicio basado en la CNV:
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Recuerda una situación reciente en la que te hayas sentido afectado emocionalmente.
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Escribe cómo describirías tu sentimiento en este momento.
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Pregúntate si la frase que usaste contiene una interpretación sobre lo que otro hizo o una emoción real.
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Si descubres que hay un juicio implícito, reformula la frase expresando únicamente tu emoción y la necesidad que hay detrás.
Ejemplos prácticos
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Frase inicial: «Me siento ignorad@ por mi pareja porque nunca me presta atención».
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Análisis: ¿»Ignorad@» es un sentimiento o una interpretación? → Es una interpretación.
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Nueva versión en CNV: «Me siento triste y desconectad@ porque me gustaría compartir más tiempo de calidad con mi pareja.»
Este pequeño cambio transforma una posible acusación en una expresión honesta de nuestro mundo interior, facilitando que el otro pueda responder con comprensión en lugar de ponerse a la defensiva.
El impacto de hablar desde los sentimientos.-
Cuando empezamos a diferenciar los sentimientos de los pensamientos, logramos:
1.- Comunicarnos de manera más auténtica.
2.- Reducir conflictos innecesarios.
3.- Crear un espacio para la empatía en nuestras relaciones.
4.- Comprender mejor nuestras propias emociones.
Como dice Rosenberg:
“Cuando expresamos claramente nuestros sentimientos, ayudamos a los demás a entendernos mejor ya responder de una manera más empática.”
La clave está en recordar que nuestros sentimientos son una señal interna de nuestras necesidades, no una consecuencia directa de lo que hacen los demás.
La próxima vez que quieras expresar cómo te sientes, pregúntate:
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¿Estoy expresando una emoción o un pensamiento disfrazado de sentimiento?
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¿Puedo describir mi emoción sin hacer referencia a la actitud de otra persona?
Aprender a identificar nuestros verdaderos sentimientos no es fácil, pero con práctica, se convierte en una herramienta poderosa para construir relaciones más sanas y honestas.
Expresar nuestros sentimientos con claridad nos libera del peso de las interpretaciones y nos acerca a una comunicación más genuina.
Como bien nos enseña la CNV, cuando hablamos desde lo que realmente sentimos, abrimos la puerta a relaciones más compasivas y auténticas.
¿Qué sentimientos has descubierto en ti mism@ al practicar esta distinción? ¡Te leo en los comentarios!
Si necesitas ayuda con este trabajo, estaré encantada de podértela ofrecer. Ponte en contacto conmigo y te ayudo.
Puedes ampliar información en el siguiente artículo de como diferenciar SEntimientos de Pensamientos. Pincha aquí
Gracias por leerme.
Alicia Manzano
www.aliciamanzano.com