Cuando somos terapeutas nóveles surgen miles de interrogantes y hay uno recurrente que es, ¿Y si me emociono demasiado con el paciente?… Pues leamos un poco como manejamos la contratransferencia |
La contratransferencia, entendida como las respuestas emocionales del terapeuta hacia el paciente, es un fenómeno inherente a la práctica psicoterapéutica. Para psicólogos junior, recién graduados o en formación, estas reacciones pueden generar inseguridad y dudas sobre su competencia profesional. Sin embargo, reconocer y manejar adecuadamente la contratransferencia es esencial para el desarrollo de una práctica terapéutica efectiva y ética. Sin embargo, recuerda que aunque llevemos 20 años de experiencia es inevitable no conectar emocionalmente con lo que nos narran nuestros pacientes, lo importante aquí, es saber gestionar nuestras respuestas emocionales en terapia.
Comprendiendo la contratransferencia La contratransferencia se refiere a las emociones, pensamientos y comportamientos que el terapeuta experimenta en respuesta a las características y conductas del paciente. Estas reacciones pueden ser conscientes o inconscientes y, si no se gestionan adecuadamente, pueden interferir en el proceso terapéutico. Es fundamental que los terapeutas comprendan que la contratransferencia no es un signo de incompetencia, sino una oportunidad para profundizar en la comprensión del paciente y de uno mismo como profesional. Estrategias para manejar la contratransferencia y fortalecer la autoconfianza
La contratransferencia es una realidad en la práctica psicoterapéutica que, si se maneja adecuadamente, puede enriquecer la relación terapéutica y el crecimiento profesional del terapeuta. Para los psicólogos, es normal experimentar inseguridades al enfrentar estas reacciones emocionales. Sin embargo, al implementar estrategias basadas en la evidencia, como la autoconciencia, la supervisión, el establecimiento de límites, la formación continua y la autocompasión, es posible transformar estas experiencias en oportunidades de aprendizaje y fortalecimiento de la autoconfianza. Recordemos que, como profesionales en desarrollo, cada desafío enfrentado es una oportunidad para crecer y mejorar en nuestra práctica terapéutica.
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