Metáfora del iceberg
Si te dicen que te imagines un iceberg, es fácil que te venga a la mente una imagen de un bloque de hielo grande y visible flotando sobre el agua. Lo que no te imaginas es que lo que estás visualizando es solo una parte de ese bloque de hielo, y que debajo del agua se encuentra una base aun mayor que lo que está en la superficie.
Esto es lo que pasa cuando hablamos de problemas de alimentación o trastornos alimentarios. A simple vista nos encontramos con problemas relacionados con la imagen personal y/o conductas alimentarias insanas. Lo que no imaginamos es que debajo de estas dificultades, se encuentren otras muchas que lo sostienen.

Desgranemoslo…
Detrás de un problema de alimentación pueden existir múltiples factores que no son evidentes a primera vista. La metáfora del iceberg refleja que los problemas de imagen corporal (la punta) suelen ser solo la manifestación visible de cuestiones más profundas, como:
- Traumas y experiencias dolorosas
Experimentar o ser testigo de experiencias traumáticas como un abuso (físico, psicológico o sexual) o el hecho de haber sufrido bullying siendo estudiante pueden desencadenar conductas alimentarias poco sanas como atracones, restricción o vómitos.
Esto puede pasar por diferentes motivos, para llenar un vacío emocional, para ocultar el cuerpo y no atraer a personas que puedan hacer más daño o por evitar futuras agresiones. Cada persona lo vive de una manera distinta.
- Baja autoestima y perfeccionismo
Una autopercepción negativa puede desencadenar la búsqueda de un ideal de cuerpo inalcanzable de una manera insana. Es común empezar por restricción e ir pasando a otros métodos menos comunes o conocidos. No todo es la anorexia comúnmente conocida.
Las personas con una personalidad más perfeccionista pueden intentar llegar a esa “perfección” a través de un control alimentario estricto. Estas personas pueden estar atrapadas entre múltiples normas alimentarias casi imposibles de cumplir. Por lo que, además, sentirán culpa al no lograrlo.
- Ansiedad y depresión
Los problemas de alimentación están relacionados con trastornos de salud mental como la ansiedad o la depresión. La comida y el ejercicio se convierten en una forma de manejar emociones difíciles.
- Dificultades para gestionar emociones
La comida puede ser una herramienta más para adormecer o evitar emociones desagradables como la tristeza, el miedo o la rabia.
Hoy en día, los ritmos que llevamos nos pueden producir altos niveles de estrés. La comida y la restricción se pueden convertir en la respuesta directa a estos picos de actividad difíciles de gestionar.
- Dinámicas familiares complejas
Las familias son influencia para todo, son el primer sistema al que pertenecemos y el que nos enseña a lidiar con lo que pasa en nuestro mundo. Por ello, nuestras familias pueden influir en cómo gestionamos las dificultades de muchas maneras diferentes.
No hay un solo tipo de familia que automáticamente vaya a hacer que alguien desarrolle un problema con su corporalidad o su relación con la comida, hay diferentes rasgos y dinámicas familiares. Y pasa lo mismo en la otra dirección, las familias pueden establecer muchas dinámicas que hagan que haya menos posibilidades de desarrollar un problema alimentario.
Si que puede influir de manera directa si algún miembro de la familia que sea referente tiene una mala relación con la comida o con su imagen personal.
- Influencias socioculturales
La presión social y los estándares de belleza irreales fomentados por medios y redes sociales tienen una gran influencia en cómo nos percibimos. Pueden alimentar las comparaciones e indicarnos que nuestra imagen no es la adecuada para tener éxito o validación.
Ya hemos hablado en otras ocasiones sobre la cultura de dieta en la que vivimos y los mensajes constantes sobre la delgadez que recibimos cada día. Haz clic aquí para saber más.
- Sentimientos de falta de control
Los problemas alimentarios pueden surgir como un intento de recuperar el control en áreas de la vida donde la persona se siente impotente.
La vida de alguien puede ser sentida o vivida como caótica. Esta persona puede conseguir seguridad aferrándose a la idea de control de la ingesta y de su cuerpo.
- Desconexión corporal
Muchas personas pierden la conexión natural con las señales del cuerpo, como hambre o saciedad, a menudo desaprendida desde la infancia por la cultura de dieta o restricciones impuestas.
- Miedo al rechazo o abandono
La búsqueda de validación externa a través del cuerpo puede ser una manera de intentar evitar el rechazo social o emocional.
Importante: Cada caso es único, y las causas pueden variar enormemente de una persona a otra. La clave está en trabajar con un enfoque integral que aborde tanto las manifestaciones visibles como las raíces emocionales y psicológicas del problema.
Si lo que has leído te ha resonado de alguna manera, quizás sea un buen momento para mirar debajo de la superficie. La terapia es un espacio seguro donde puedes explorar lo que hay más allá de lo visible, comprender tus emociones y necesidades más profundas, y comenzar un camino hacia el bienestar. Cuenta conmigo para acompañarte en este trayecto.