En la adolescencia, los jóvenes buscan grupos de música, ideologías, ropa… que represente un grupo para sentirse «parte de», ya que el sentido de pertenencia en sí mismo aún no se ha construido. «¿Quién soy? Y por tanto… ¿A quién pertenezco?»
Cuando crecemos seguimos construyendo nuestro sentido de pertenencia, porque es difícil tenerlo 100% colocado: yo no soy mi grupo, o mi rol en mis grupos (familia, amigos, profesión en la sociedad…), yo soy de mí y por tanto a mí me pertenezco.
Cuando liberamos la necesidad de pertenecer a cualquier grupo de cualquier nivel vincular, dejan de haber tensiones relacionadas con esa huella de abandono o rechazo por parte del resto, porque no me pertenecen, y por tanto, tampoco les pertenezco.
Y es aquí cuando se abre la puerta a la flexibilidad. Elijo ser «parte de» en relación a mis valores, etapas, principios… teniendo en cuenta que la resonancia (puntual o continuada), es lo único que me mantiene dentro o fuera de esos grupos y/o redes.
Porque tenemos esa particularidad como seres humanos, somos duales: animalitos gregarios y seres individuales.
¿Tú cómo y dónde te colocas? Yo aún integrando esto 🤍